Poncho Zuleta no le debe a su hermano Emiliano, como se ha divulgado por todas partes
“Y vi a Zuleta pagando las deudas de Emilianito”… En la canción ‘Alucinaciones’, de la autoría del compositor Julio Oñate Martínez, interpretada por Silvestre Dangond Corrales, el cantante Tomás Alfonso Zuleta Díaz, hizo la claridad al respecto, anotando que él no tiene deudas con su hermano.
“A mi hermano Emilianito no le debo. No son alucinaciones, es la pura verdad. Esa deuda fue tan publicitada por todos los puntos cardinales que cuando le pagué, y hasta con intereses, nadie supo y lo divulgó”.
Ese cobro de la deuda, Emiliano Zuleta Díaz lo llevó a la canción ‘La sangre llama’, composición que juntos grabaran en el año 2001. “Óigame compadre me va a perdoná, y en forma jocosa le voy a decir, porque usted aprendió a sumar, y no aprendió a dividir”.
Al recordar la canción, Poncho Zuleta, manifiesta. “Cuando grabamos la canción me puse a pensar sobre eso, y reflexioné. Claroooo, en algunas ocasiones se me olvidaba, como aquella vez cuando le dije a Emiliano que un cachaco nos quería escuchar, para que lo complaciéramos. Ya me había adelantado el pago, y mi hermano no sabía. Él supo porque el cachaco pedía música y más música, y dijo que cobrábamos demasiado caro. Entonces, me tocó darle a mi hermano menos de la mitad de la plata”.
Ante la canción ‘Alucinaciones’, Emilianito Zuleta sonrió por los apuntes jocosos del compositor Julio Oñate, y anotó. “Esa deuda prescribió por el transcurso del tiempo, pero quedó la canción que hace posible que el vallenato se nutra de esas historias reales. Esa fue la deuda más conocida en el mundo vallenato, aunque existen muchos mala pagas, y solamente se escuchan los comentarios”.
Poncho Zuleta, ‘El pulmón de oro’, al referirse a la canción que grabó Silvestre Dangond, indicó que le gustó porque lleva consigo esa chispa del vallenato tradicional. “Ha sido un buen rescate de Julio Oñate, porque se cuentan las historias del imaginario colectivo que narraban nuestros juglares en las interminables parrandas. Eso es lo que llaman ahora los entendidos en literatura como una hipérbole”.
El cantante también se remitió a los cientos de canciones que grabó al lado de su hermano Emiliano, que tienen el sello de la perdurabilidad. “Si me pongo a decir nombres de canciones no termino, pero encierran el verdadero vallenato con las historias simples, pero que tuvieron su ocurrencia en distintos lugares de la geografía del Caribe colombiano”.
Poncho se quedó pensativo, y después trajo a colación el vallenato más escuchado en todos los tiempos, ‘La gota fría’. “Esa canción nació de un encuentro entre dos amigos nobles, talentosos y sinceros, Emiliano Zuleta Baquero, mi papá, y Lorenzo Miguel Morales, quienes como se dice ahora entraron en modo de piqueria, sin ninguna pretensión sino de dejar constancia de un hecho cotidiano, y como dice la propia canción, “Pa’ que se acabara la vaina”.
Enseguida continuó diciendo. “No vamos lejos, cuando nuestros juglares iniciaron, nunca pensaron que esto iba a llegar hasta donde hoy se encuentra”.
Sin más preámbulos, citó uno de los versos de la canción ‘La sangre llama’, donde se plasman con claridad sus palabras. “Cuando el vallenato tenía poca fama, sufrimos bastante y sabíamos que algo podía suceder. Así fue que nos comenzamos a querer. Porqué…porqué la sangre llama”.
Advenimiento del vallenato
Pasando a una nueva etapa del diálogo Poncho Zuleta, expresó “El advenimiento de la grandeza del vallenato llegó con la creación del Festival de la Leyenda Vallenata de la mano de muchas personas, teniendo gran significación nuestra Policarpa Salavarrieta, Consuelo Araujonoguera; el expresidente Alfonso López Michelsen y mi padrino Rafael Escalona Martínez. Gracias al Festival Vallenato que con lujo de detalles organiza la Fundación Festival de la Leyenda Vallenata, hoy cantamos victoria. Es el evento líder del folclor y la ventana donde todos se asoman para respirar paz y alegría. Eso sí, gracias por sostenerlo a lo largo de los años”.
Tomás Alfonso Zuleta Díaz regresó al inicio de la entrevista, y al preguntarle sobre la propuesta musical de Silvestre Dangond, no lo pensó dos veces y manifestó. “Primero, es un artista talentoso que tiene la mayor acogida y llena los escenarios donde se presenta. Nosotros, no podemos ser egoístas, sino destacar su talento y ganas de sobresalir. Nosotros, que somos guardianes del vallenato puro, no vamos a torcerle el pescuezo a ese artista. Ni más faltaba. Que se proyecte por todo el mundo, y dentro de su repertorio incluya ese vallenato que él conoce a la perfección, ese mismo con el cual partió de su tierra Urumita, lleno de muchas ilusiones que llevaba en su corazón”.
Al final, Poncho manifestó. “Con esa canción del amigo del alma Julio Oñate no paro de reír por las ocurrencias. Todavía me llaman la atención sobre la deuda. En ese sentido hoy puedo decir que mi hermano Emilianito, sabe que las únicas deudas que tengo con él son las del corazón, y esas no se pagan, sino que se llevan en el alma”.
“Porqué cuando escucho mi triste acordeón, quisiera reírme y quisiera llorar, porqué cuando escucho a mi hermano cantar, quisiera una copa llena de licor, quisiera un momento olvidar el dolor, que pasen las penas y sentirme feliz, al lado de mi hermano, con quien he batallado, para poder vivir”.
Las canciones costumbristas tienen un lugar destacado en el corazón del folclor vallenato porque llevan mensajes claros, jocosos y reales de los acontecimientos que tuvieron lugar en Macondo, donde la realidad siempre llega a la orilla del destino. Ese destino que se canta con el mayor sentimiento y la alegría a flor de piel.