Mesa de Unidad Nacional evoluciona hacia bloque multipartidista por la paz

La Mesa de Unidad Nacional, la coalición partidista que se creó a comienzos del primer mandato del Presidente Juan Manuel Santos para gobernar y elegir —y luego para reelegir—, debe evolucionar ahora hacia una coalición para la paz, según dijo el mismo jefe de Estado.

Interpretando sus palabras, se trata de sumar fuerzas para la campaña por el sí en el plebiscito refrendatorio de los eventuales acuerdos con las Farc en La Habana, lo mismo que encontrar respaldo en el Congreso a las iniciativas que hoy cursan o que en el futuro se deberán tramitar para afianzar esa paz en un escenario de posconflicto.

Ya en febrero pasado se había hablado de un “pacto por la paz”, tras una reunión convocada por el primer mandatario en la Casa de Nariño, a la cual acudieron representantes de todos los partidos, incluyendo el Polo y la Alianza Verde. “Todos menos uno”, resumió Santos la cita, refiriéndose a la ausencia del Centro Democrático de Álvaro Uribe. Pacto que definió así: “Un gran bloque político, donde están la izquierda, el centro y la derecha, en sus diversos matices, comprometido a trabajar por la terminación del conflicto armado y la construcción de la paz”.

Solo que más allá de esas buenas intenciones y con los hechos de los últimos días, acaecidos precisamente después del reacomodamiento en algunos ministerios, donde como era de esperarse hubo ganadores y perdedores, es inevitable pensar en que esa evolución de la Unidad Nacional hacia una Unidad para la Paz tiene como trasfondo la disputa presidencial de 2018, donde cada partido busca acomodarse de la mejor manera. Y más aún cuando Horacio Serpa, codirector del liberalismo, dice de frente que no van a estar en una coalición que juegue a favor del vicepresidente Germán Vargas Lleras, a quien todos dan como candidato dentro de dos años.

Por cierto, la artillería de Serpa no fue sólo contra Vargas Lleras. En su andanada de cuestionamientos y reconociendo que su partido quisiera sentirse mejor representado en responsabilidades de orden social y de comando político, a nivel nacional y seccional —léase en cargos burocráticos—, aseguró también que sería bueno que alguien asumiera la tarea de examinar la relación partidista en un par de ministerios, dando a entender, sin dar nombres, que además del vicepresidente hay dos jefes de cartera que fungen de funcionarios y candidatos al mismo tiempo.

Un tire y afloje con varias interpretaciones. “Hay una nueva realidad política y se hace necesario reconfigurar la alianza. Los temas burocráticos son estrictas decisiones del presidente que nosotros no entramos a calificar. Lo cierto es que los colombianos están hartos de ver a los políticos pensando permanentemente en elecciones. Muchos hablan del pulso presidencial de 2018 y los políticos tenemos es que trabajar en los problemas del día a día, en ofrecer mejor educación, oportunidades de empleo, infraestructura. Tenemos que armar coaliciones para trabajar en los problemas del momento”, dice el representante a la Cámara Rodrigo Lara, director de Cambio Radical.

El senador Armando Benedetti, del Partido de la U, va más allá y señala que hay sectores de la coalición de gobierno que quieren disfrazar el rompimiento de la Unidad Nacional con la disputa electoral de 2018, cuando todos saben que, en el fondo, la pelea es por puestos. “Soy de los que creen que cuando los liberales dicen que se van a retirar, es un chantaje para quedarse con los institutos descentralizados. Quiero ver si de verdad se van. Las presidenciales de 2018 no son el lío, el problema es que no les metieron al que querían en la terna para fiscal o lo de los ministerios”, agregó.

Voces contrarias a lo que piensa Luis Fernando Velasco, senador del Partido Liberal y actual presidente del Congreso, quien considera que la propuesta del presidente Santos de conformar una Unidad por la Paz a lo que apunta es a defender su obra de gobierno y eso solo se logra manteniendo en el poder a alguien de su misma línea, es decir, que defienda lo que se ha hecho, que por cierto harto desgaste ha significado para él y para los partidos que lo han defendido y respaldado a lo largo de estos casi seis años.

“Él lanza una idea interesante y es que los partidos que crean realmente en la paz, no que crean por conveniencia sino por convicción, armen una propuesta política para defender la implementación de los acuerdos y la construcción de la paz territorial, y el Partido Liberal sí está en eso. Quisiéramos encontrarnos con otros partidos, con otros sectores sociales y con otros dirigentes que no le tengan pereza a la paz. Porque una cosa es utilizar la paz electoralmente y otra es jugársela a fondo. Y Santos, al concretar la firma de los acuerdos con las Farc, va a dejar una obra demasiado importante por la que muchos lucharemos para que aterrice en los territorios”, enfatizó Velasco.

Con indirectas de por medio cuando se le pregunta a quién se refiere cuando habla de los que le tienen pereza a la paz, asegura: “Algunos con las banderas de la paz lograron un papel importante que hoy están usufructuando, pero no están convencidos. Saquen sus conclusiones: mientras nosotros nos la jugábamos por el Acto Legislativo para la Paz, el plebiscito o la reforma a la Ley de Orden Público, ¿qué director de partido escribía en Twitter que se estaba consolidando el más grave hecho de impunidad y anunciaba su voto negativo? Al que le caiga el guante que se lo chante”.

Toca recordar entonces que fue precisamente Rodrigo Lara quien durante el debate de la reforma a la Ley de Orden Público se trenzó en una dura discusión con el ministro del Interior, Juan Fernando Cristo, a quien acusó de presionar a los legisladores para votar la iniciativa. En un comunicado, Cambio Radical dijo que dicha reforma, que autorizó al presidente para crear las llamadas zonas de ubicación de las Farc, merecía un amplio debate con las previsiones legales suficientes para garantizar la seguridad y los derechos fundamentales de la gente. La bancada del partido quedó en libertad para votar, pero Lara anunció que lo haría negativamente.

Una turbulencia política que, advierte Roy Barreras, copresidente de la U, representa un riesgo para esa unidad que se quiere consolidar en aras de la paz: “No podemos permitir que las diferencias partidarias o los asuntos de mecánica política, o peor, la inconveniente anticipación de la disputa presidencial por el 2018, pongan en riesgo la agenda legislativa que verdaderamente es prioritaria para los colombianos (…) es necesaria la unidad parlamentaria para el segundo semestre del año, cuando se desarrollará una trascendental agenda de implementación de los acuerdos de paz y de temas económicos y sociales indispensables para la estabilidad del país”, expresó el Partido de la U en un comunicado que puede interpretarse como un intento de salvar la Unidad Nacional.

Mientras tanto, en la Casa de Nariño creen que la tormenta ya amainó con la declaración de los liberales de seguir colaborando con la gestión de Santos y manteniendo relaciones cordiales con los demás partidos en el Congreso. Sin embargo, hay quienes piensan que las heridas son muy recientes y hay declaraciones que son como echarles sal. Como las de Serpa el viernes pasado en Ibagué, en la reapertura de la Casa Liberal del Tolima: “Allá en los pasillos del Congreso de la República se escucha mucho eso de una posible alianza del doctor Vargas Lleras con el Centro Democrático. Que se dice, se dice”.

 

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