Crónica

Antonio Pirone: el emperador del vallenato

Los ecos de la música vallenata sigue traspasando barreras culturales y geográficas insospechadas, la música de viejos juglares y nuevas generaciones continúa navegando por lugares que ni el más optimista vallenatológo pudiera imaginar.

En el inicio de su largo trasegar, la música vallenata, sorteó peligros por caminos y veredas de herraduras, medio por el cual logró posicionar en su entorno de nacimiento, el folclor siguió sus andanzas alegres, caminó con la mira puesta en lejanos horizontes para conquistar otros linderos, por lo cual ha tendido que transitar por ríos, mares, aviones y trenes.
Muchos años después de su génesis, el folclor vallenato con sus crónicas llegó a la lejana y encopetada Italia, tierra de emperadores, y a ciudades como Nápoles, de donde es Antonio Pirone, nacido en un hogar campesino de muchas carencias, conformado por sus padres, Antonio Pirone y Annuciacion Di Gennaro.
Antonio, en su entorno natural, logró escuchar en una vereda aledaña a su hogar las primeras canciones vallenatas, le gustó la suavidad y cedencia de esa música extraña, sin reconocer a sus intérpretes, esas canciones le llamaron la atención a pesar de no conocer aún el idioma español.
Pero en esos momentos, Antonio estaba concentrado en superar la pobreza de su hogar y ayudar a sus padres para darles mejor calidad de vida.
En busca de ese bienestar, Pirule emigró a Inglaterra, aprendió inglés y español, en esa época desempeñando diversidad de oficios en ese país. Allí logró escuchar diversos cantos vallenatos como los de Diomedes Díaz, Silvestre Dangond, Felipe Peláez, Jorge Celedón y Carlos Vives, quedó fascinado con el mensaje musical de esas canciones.
En ese deambular por distintos trabajos, decidió enviar hoja de vida a la compañía de aviación British Airways, para la cual calificó y ya cumple 15 años desempeñándose como agente viajero en esa empresa inglesa.

*El ítalo vallenato*

Al presentarse a la vacante de agente viajero para distinto países de Latinoamérica en esta compañía, Antonio, en su afán por conocer a fondo la música vallenata, pidió ser traslado a Colombia, y fue enviado a Bogotá, desde donde recorre todo el país en sus funciones corporativas.
Pirule, al llegar a nuestro país, escucha todo el catálogo musical de los diferentes artistas vallenatos, saborea más la música de Silvestre y Diomedes Díaz, le fascina la historia del cacique, comenta que en sus canciones está reflejada la convulsionada vida del cantor campesino.
Esta pasión por el folclor del Valle lo ha traído varias veces a Valledupar y a su Festival Vallenato, para conocer de cerca a estos personajes que han hecho grande la música vallenata.
Aunque pocas veces sus giras por Valledupar coinciden con el Festival Vallenato, estuvo para este evento en el año 2013, deleitándose con los concursos y asistiendo a los eventos del Parque de la Leyenda Consuelo Araújo Noguera.
Cuando el napolitano llega a Valledupar en sus labres de trabajo, siempre se le ve visitando los lugares más representativos del folclor, como la plaza Alfonso López y la tienda Compai Chipuco, donde es bien asesorado por la directora de este centro cultural, Zulma Váldez, a la hora de comprar literatura del folclor vallenato, la cual lee con avidez.
También se ha visto al italiano por los diferentes monumentos de nuestros artistas, lógicamente que no podía faltar al rio Guatapurí, Patillal, Atánquez, Chemesquemena, La Junta (La Guajira), entre otros.

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