Desde las 4AM romería de cristianos que asisten a la Fiesta del Santo patrono de Valledupar

Desde las 4 de la madruga se encuentran llena la Plaza Alfonso López y la parroquia de la Concepción, para concurrir  a la gran fiesta religiosa del Santo Patrono de Valledupar, Santo Ecce-Homo.

Desde esa hora, varios sacerdotes celebraron la Santa Eucaristía cada hora, con una misa mayor  programada  de las 10:00 mañana, oficiada por el obispo, Monseñor Oscar José Vélez Isaza.

En La parroquia de ‘La Inmaculada Concepción’, se encuentra instalada la sagrada figura del Santo Patrono, que es el epicentro de la celebración. Allí se desarrollan celebraciones eucarísticas durante todo el día, igual que confesiones y eucaristías cada hora.

La misa mayor será a las 10:00 de la mañana, cuyo sermón será impartido por Monseñor Oscar José Vélez, predica que es esperada porque generalmente hay contundencia en el mensaje del jerarca.

Por la tarde será el encuentro de Santo Ecce Homo con el pueblo en la tradicional plaza ‘Alfonso López’ para luego darle paso a la procesión. Este año por primera vez, al finalizar el recorrido se dejará a la imagen en el atrio de la Concepción por espacio de media hora, con el ánimo que el pueblo le rinda honores especiales.

El sacerdote de esta parroquia, Jesús Alberto Torres Ariza, invitó a jóvenes y adultos a hacer parte de esta conmemoración, esperando que la fecha cuente con una participación multitudinaria como todos los años. “La idea es que todos los fieles participen con devoción, entendiendo que inicia un tiempo de recogimiento y reflexión”, puntualizó.

Misterios del Santo Ecce-Homo

De acuerdo a la leyenda popular, un hombre de color, procedente de Rincón Hondo, fue encerrado bajo su propia solicitud en la iglesia La Concepción para construir una imagen grandiosa. El hombre se mantuvo aislado durante varios días sin otro alimento que una pequeña cantidad de pan y agua.

El silencio impuesto por este aislamiento acabó inquietando a la gente. Unos días después de este encierro insólito, un grupo de personas acudió al lugar para conocer su estado de salud. La sorpresa fue enorme: El local estaba vacío, sin rastros del artesano, y además, el agua seguía intacta. En medio de la sala, destacaba una imagen imponente, labrada de manera majestuosa que, poco después, fue llamada: “Santo Ecce Homo” (“He aquí el hombre”).

Desde entonces, el Santo fue adulado por los habitantes de Valledupar quienes vieron en ese descubrimiento el primero de una larga cadena de milagros.

 

 

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