
El cuadro Junior de Barranquilla venció 1.0 a Millonarios y clasificó a la semifinal de Copa Águila, en partido jugado la noche del miércoles en el estadio Metropolitano,
El único gol del partido fue anotado por Jarlan Barrera, cuando ya agonizaban los 90 minutos del compromiso.
Minuto 86. Partido 0-0. Todo apunta a una dramática definición por penales y un juvenil, el guajiro Luis Díaz, provoca un penal que paralizó los corazones de las 24.591 almas que asistieron al ‘Coloso de la Ciudadela’.
Jarlan toma la pelota con seguridad. Mira a Chará como diciéndole: ‘esta es mía, no los voy a defraudar’. Acomoda el balón en el punto penal y, con la frialdad de un veterano, saca un disparo picado, al mejor estilo ‘Panenka’, para dejar sin opciones a Vikonis, que no sabía si aplaudir la valentía del samario o enfurecer por el tanto que significaba la eliminación de Millonarios de la Copa Águila 2017. ¡Fin del drama!
Junior sufrió más de la cuenta para superar a un Millonarios aguerrido, que vendió cara la derrota, peleando hasta el final con uñas y dientes.
‘El Tiburón’ no brilló. Careció de claridad y profundidad en el último cuarto de cancha. Se veía impreciso, descontrolado, sin ideas. Solo Escalante intentaba hacer algo diferente por la banda izquierda, aprovechando su habilidad y velocidad.
Comesaña apostó, nuevamente, por una línea de tres volantes trabajadores en el centro del campo. Junior careció de imaginación y eso obligó al DT, una vez más, a corregir en el mediotiempo, dándole ingreso al ‘10’, al creativo, al de las ideas, al del ingenio: Jarlan Barrera.
El samario le cambió la cara al partido con su clase, con su técnica, pero ante todo, con esa visión de juego que lo hace diferente al resto de la plantilla. El creativo, que pide hace ratos titularidad, por lo menos en Barranquilla, volvió a decir presente y condujo al Junior al dramático triunfo.
El ‘10’ pedía el balón, buscaba socios, encaraba, filtraba pases al vacío, siempre con esa rebeldía que lo caracteriza cuando está en un gran momento, como el que vive hoy en día, siendo el revulsivo ideal del cuadro barranquillero este semestre.
Pero si Jarlan fue ingenio, Luis Díaz fue la chispa que necesitaba el equipo local para terminar de vulnerar la férrea defensa de Millonarios, que se resistía a ser superada. El guajiro hizo de ‘Chará’. En el poquito tiempo que estuvo en el campo corrió, metió, encaró, burló, desquició y provocó un penal clarísimo, sobre el final, ganándole el duelo al arquero Vikonis.
De resto, todo quedó en manos de Jarlan, que le mostró el camino a Junior a semifinales con una ejecución exquisita, que puso a temblar al ‘Metro’ y a una afición enloquecida, que gozó a rabiar la clasificación de su “Junior del alma”.



