NOS APABULLA EL DOLOR
El periodismo vallenato por estos días lo turba el sufrimiento, lo persigue el dolor, sufre persecución por un sino trágico que lo avasalla, acecha y asesta su golpe.
No termina de reponerse de un duro golpe, cuando inmediatamente se recibe otro mazazo directo al centro del sentimiento, al fallecer tres importantes miembros de esta prestigiosa actividad en muy corto tiempo.
Beder Guerra Gutiérrez, José Luis Parada y recientemente William Rosado Rincones, quienes le dieron mucho brillo y lustre a la profesión.
William Rosado era el más joven de los tres, sin ser mucha la diferencia, creció escuchando a los dos primeros en la población de Valencia de Jesús, otrora importante centro administrativo español de la comarca, quienes construyeron allí hace 300 años la Ermita, desde donde realizaban actos administrativos y religiosos, Valencia era la más importante población de la región, inclusive por encima de Valledupar.
La actividad religiosa ha transcendido hasta nuestros tiempos, devoción aposentada en la población, todos los años se celebra la más concurrida de semana santa de la región, fervor heredado por Rosado y sus paisanos.
La población para esos días se convierte en la capital religiosa de la zona, Rosado a través de su actividad periodística era uno de su más entusiasta activista e impulsor, lo dijo en su crónica radial “Campanazos de Nostalgia”, “esta celebración está impregnada en mi mente, medula y retina”.
William nació en el hogar de Juan Rosado Valdeblanquez, de Valencia y Francisca Rincones, oriunda de la tierra del retorno, Fonseca.
Como todos los habitantes de la población eran de extracción muy humilde, abundaban en escases, como también vivió en su tierra su ídolo y paisano Calixto Ochoa, quien justifico la pobreza en su canción “El Mundo”, “se necesita el acomodado, el pobre y el rico”.
La familia Rosado Rincones residía en casa de bahareque, rodeado de extrema pobreza compartida con 11 hermanos más, entre los que se contaba Galo Bravo padre del fogoso periodista fallecido del mismo nombre.
La familia Rosado padecía la pobreza y unidos la combatían, La señora Francisca en época de cosecha sobrevivía con su familia con la venta en su casa de bastimentos provenientes de la sierra de Pueblo Bello, recolección de algodón, venta de empanadas, arepuelas y sabrosos dulces que acomodaban en bateas sostenidas en la cabeza con moños de trapos, William pregonaba por las calles de la población, junto a sus hermanos sus exquisiteces con su estentórea voz que lo llevaría con el tiempo a ser una de las más escuchadas y cotizada en la radio de vallenata, la temporada alta de estas ventas, era la época de semana santa, para estas festividades los Valencianos estrenaban vestidos, como se hace para un 31 de diciembre en cualquier pueblo del mundo, menos William a quien su mama le confeccionaba sus pantalones mocho, con raídas telas de lonas de recolectar algodón, vestidos de larga resistencia , era los mismos que usaba en sus jornadas diarias, moler el maíz en la madrugada, cortar leña, encender el fogón de piedras, buscar agua en el rio para tomar y preparar los alimentos diarios y para la venta.
A pesar de estas limitaciones económicas Rosado pasaba su niñez feliz en su amada población, donde hizo sus estudios primarios, los que trato de terminar en Valledupar a donde llego a vivir en casa de su hermana Esther, pero la nostalgia lo hizo devolver a su Valencia del alma.
El veterano Locutor Emilio Alfonso Arias, también Valenciano, comenta que William le demostró su pasión y admiración por la radio desde muy niño,11 años, cuando Arias los visito en su residencia y al contarle sus experiencias en la radio Barranquillera y Radio Guatapurí, Rosado le manifestó que soñaba con ese mágico mundo de las comunicaciones.
Terminados sus estudios primarios, llega a nuevamente a Valledupar a iniciar sus estudios secundarios en el Colegio Industrial de Valledupar, donde se hace amistad con Edgardo Mendoza Guerra, quienes, a pesar de estar en grados diferentes, los uniría su afición radial, las letras, y amistad hasta la muerte, allí en el Colegio Instpecam, William compartió aulas con quien se convertiría en el cantante más afamado del Vallenato, Diomedes Diaz.
Terminado este ciclo “Pancita”, como también era conocido cariñosamente, emprende su viaje en busca de sus sueños de comunicador.
Llega a Bogotá, ciudad de pocos amigos, pero de grandes oportunidades para los provincianos, estudia en el colegio superior de comunicaciones, a base de muchas limitaciones financia sus estudios trabajando como mensajero en una empresa importadora de alimentos, culmina su carrera profesional con muchas afugias, pero lleno de dicha por el logro.
Regresa a la provincia a desarrollar su actividad y el primer empleo se le presenta en Codazzi, en la emisora Radio Codazzi, de Manuel Pineda, filial de radio Guatapurí, donde dura poco tiempo.
Efraín Quintero, gerente de las emisoras filiales de Caracol Radio, Radio Reloj y Radio Valledupar, le gusto su voz y lo emplea, en Radio Reloj, haciendo turno de seis horas y su primer programa de Música vallenata, “Vespertina Vallenata”, el cual lo llevo a transmitir su primer festival Vallenato en 1983, pese oposición de Electo Gil, criticaba su inexperiencia.
Allí comienza a labrar los pasos de su gloria periodística que lo llevaron a laborar diferentes emisoras de la región, vio colmadas sus expectativas cuando ingreso a la emisora de más prestigio de la región Radio Guatapurí, donde desplego todo su talento con lujos de detalles como lector y periodista, cronista, decimero, compositor de música vallenata, compositor de letanías de carnaval compositor de música vallenata y presentador del festival vallenato y periodista de diarios escritos de la comarca.
Otro de sus mas grandes logros fue documentar la extraordinaria vida musical del juglar, su paisano y amigo Calixto Ochoa Campos, en el libro “El Mundo De Calixto”.
Con las canciones de este gran maestro, principalmente, “Sabanales” y el batir de pañuelos blancos y lágrimas al paso del féretro, fue sepultado William Rosado en su población.
“Cuando Llegan las Horas de la tarde
Que me encuentro tan solo y lejos de ti”.