Presidente Santos dio ultimátum a las FARC sobre tiempo de negociaciones en La Habana

El Presidente Juan Manuel Santos lanzó desde La Guajita, un ultimátum a la guerrilla de las Farc, sobre la conclusión de las negociaciones de paz que se están desarrollando en La Habana, Cuba.
Tras los controversiales hechos en Coneejos, el Jefe del Estado le exigió a la guerrilla que se resuelvan los puntos pendientes en la negociación de cara al 23 de marzo.
Mientras para las FARC el controversial episodio de este jueves en La Guajira terminó convertido en una “injusta polémica”, para el gobierno nacional las cosas fueron más allá y lanzó un ultimátum a esa guerrilla de cara a los diálogos que ambas partes sostienen en La Habana.
“Se acabó el tiempo para terminar las negociaciones”, dijo este viernes el presidente Juan Manuel Santos desde Manaure (La Guajira), al recordar que quedan menos de cinco semanas para que se cumpla el plazo fijado por él y el máximo jefe de las FARC, ‘Timochenko‘, para firmar el acuerdo final de paz.
Para el mandatario, fue “inaudita” la presencia de ‘Iván Márquez‘, ‘Joaquín Gómez‘ y ‘Jesús Santrich‘ en el corregimiento de Conejo (Fonseca, La Guajira) acompañados de cerca de 500 guerrilleros armados.
Allí, supuestamente, adelantaban labores de pedagogía para la paz entre sus tropas, pero terminaron interactuando con la población civil, según las fotografías divulgadas por varios medios de comunicación. Algo inaceptable para el Gobierno.
Según el presidente, se trató de un hecho que atentó contra la confianza entre las partes y la que han depositado los colombianos frente al proceso. “Las FARC deberían ser las primeras en dar muestras de sensatez y de prudencia”, dijo.
De hecho, el Gobierno conminó a los negociadores de las FARC para “recuperar la confianza en el proceso” y que se busquen definiciones en los diálogos que el “pueblo colombiano quiere y exige”.
De ahí que haya ordenado suspender las visitas de los negociadores de las FARC a Colombia y pidiera el inmediato regreso a Cuba de los plenipotenciarios que estaban en el territorio nacional.
A su juicio, con el tiempo corriendo en contra del proceso, se deben enfocar en resolver por lo menos cuatro de los puntos definitivos que todavía están en cola.

Cuatro líneas rojas

El primer punto pendiente para Santos es el mecanismo de refrendación. A pesar de la fuerza que han hecho las FARC y la oposición política -encarnada en el Centro Democrático- para la realización de una asamblea constituyente, esta “no es ni puede ser un mecanismo” para refrendar los acuerdos que conquisten las partes en la isla, recalcó el presidente.

A siete meses de que las FARC declararon el cese al fuego unilateral, Santos recordó la necesidad de fijar con prontitud un cese al fuego y de hostilidades definitivo, además de un cronograma preciso de cómo se llevará a cabo la dejación de armas que verificará la ONU.

En ese sentido, enfatizó que no “habrá proselitismo político, ni tendrán efecto los beneficios jurídicos mientras las FARC estén armadas”.

Reiteró lo que dijo el primer día de su Gobierno en cuanto a que “no habrán despejes” y pidió la definición de “un número razonable y práctico de las zonas donde se ubicarán las FARC durante el proceso de dejación de armas”, en donde no podrá haber población civil de ninguna manera.

Finalmente, se refirió a los cabos sueltos que dejó el acuerdo de justicia en cuanto al mecanismo de elección de los magistrados que conformarán el Tribunal Especial. Puntualizó que estos no podrán ser designados por las FARC sino por terceros que gocen de toda legitimidad nacional e internacional.

“Estos puntos deben estar resueltos antes de la fecha acordada. De no ser así, los colombianos entenderemos que las FARC no estaban preparadas para la paz”, sentenció Santos al final de su discurso.

Lo cierto es que el episodio de La Guajira le sirvió de munición a la oposición política, que ha aprovechado para lanzar duras críticas al proceso de La Habana y minar la confianza de la opinión pública que se había construído en los últimos siete meses. Está por verse si esto significará un verdadero riesgo para los díalogos o será el impulso definitivo que le hacía falta para llegar a un acuerdo definitivo.

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